Se abre un sobre y sale un sol
y ríes amapolas por no morir en marzo.
Los precios están altos y las botas bajas,
las peluquerías en diciembre
son bocas
de metro en llamas
y los delincuentes en julio
llevan
chancletas.
Pasa un paso con un hombre ahorcado
y tras de sí cincuenta niños masticando hojillas
y estamos en enero
¡y yo con
estos pelos!
Ayer me enamoré de una hippie
que a las doce se convirtió en pija
y su bicicleta en un Ferrari…
aún busco
pie que encaje en su alpargata.
Total,
que el planeta vuelca mes a mes,
y mientras los mayores discuten,
nosotros,
los niños
locos ignorantes,
seguimos jugando a las canicas,
en lugar de llorar
hasta quedarnos secos.
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