Se me empapa la esperanza,
y la suela de los zapatos en sus charcos.
Me transporta su aroma prohibido
de caracolas clandestinas que me roban las mareas.
Y me quiero tirar al vacío,
y quiero tirarla contra la cama
y hacer de su boca un torbellino de hormonas
que me
fluyan por la espalda,
y que se joda el frío mientras sudemos ambrosía.
El deseo tira de los cordones de mis zapatillas,
y tropiezo
si no le
reviento a patadas la boca,
pero el cabrón sonríe,
y a borbotones de su herida brota el néctar,
que no
beberé.
Pero me muero de ganas de lamerle la cara,
comerle el ombligo,
y eyacular de una puta vez las mariposas de mi estómago.
Y que se joda el frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario