Tengo restos de olvido en mi recuerdo,
tengo tangos para bailar conmigo
si me viene
en gana,
y la gana se me va en el aire.
Tengo retales de alegrías
de los vestidos rotos en los tropiezos,
tengo viejos, nuevos, verdaderos y no tanto,
tengo lejanos, cercanos, olvidados de la infancia
y futuros que seguro que ahora tengo etiquetados,
tengo muchos si lo pienso y pocos tengo
si lo pienso un par de veces, tengo amigos,
sí, a veces…
Tengo canas para envejecer cuando me llaman crío,
tengo ranas para saltarme y besarme,
pero siguen
siendo ranas,
tengo monstruos para asustarme,
suelas de zapatos y ratos en el cielo para correrme,
y dos minutos para dejarme arrastrar
por un hueco lleno de agujeros en el tiempo.
Tengo fuego para congelar mis paradojas,
tengo fuerza desmedida para destrozar a mis hipérboles,
y en los lacrimales tinta para mis metáforas,
tengo retinas como lupas para comparar un símil,
y lastimo que el latido largo lea entre líneas en las
aliteraciones.
Tengo un ego desmedido
y restos de olvido en mi recuerdo.
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