Ruido, ruido, ruido.
Vocerío de humanos discutiendo de lo otros quieren.
Ruido político,
interferencias que no me dejan mirar la vida,
y la televisión es un amplificador desafinado.
Después de tanto ruido
he decidido encender el extractor
y quedarme en silencio con mi alter ego,
pero él también hace ruido.
Y discuto con él,
y nos peleamos por la última miga de pan,
por un grano de arena,
y caemos enzarzados rodando por la ladera
sangrando por las zarzas que pusimos.
Ruido de idiotas,
que se han creído que el mundo es lo que oyen,
y no se atreven a despegarse el amplificador de las orejas,
y pretenden que no me lo despegue,
y me tachan de utópico,
… interferencias.
Interferencias en el ruido
de las
antenas de quien maneja el tiempo,
y que le pusieron ruido a mi reloj,
para que no me olvide de que soy preso del segundero,
y que tengo que soltar el bolígrafo
para proseguir con mis obligaciones
y así contribuir a crear más ruido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario