Esos deseos que me ciegan
y sólo los veo a ellos.
Esas legañas de los ojos verdes,
y las ojeras del insomnio.
Esas ganas de que me empujen contra el suelo,
y me coman a besos la inocencia.
Esa delincuencia de mis pensamientos,
y la violencia de mis pasos.
Esta cara desencajada,
esta cara manchada de descuido
y subrayada de tinta de vicios.
Toda mi ropa desordenada por colores,
que se arruga cuando ruedo por mis sueños.
Este pelo desigual de fosca silueta,
de las greñas que se enredan
en las fosas de las etiquetas.
Estas etiquetas que me cuelgan,
los que no
saben de saber,
esas puertas que me cierran.
Esos deseos que me ciegan,
que después me cansaré de ellos.
Esa carita que se esconde,
su sonrisa que florece,
y sus ojitos que marchitan.
Ese sol que no sale de fiesta
y va de colega.
Esa luna que desnuda su ternura
y desata mis mareas.
Aquella estrella… que se apaga,
la que llega y no me enciende.
Mis tornillos y mis tuercas,
que no encajan en mis huecos.
Los bofetones que no he dado,
y todos los que me dieron.
La botella medio llena de mierda,
y ese vaso escaso de optimismo.
Esos bandoleros de apariencia
que asaltan mis diligencias…
todo
aquello que se disfraza de miedo
y pretende joderme,
pero sabe más el diablo por hijoputa que por anciano.
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